Una expresiva Butterfly abre el Maestranza de Sevilla

Madama Butterfly en el Teatro de la Maestranza Por Gonzalo Roldán Herencia

Ermonela Jaho como Madama Butterfly                                                                       (c) Teatro de la Maestranza 2021

El Teatro de la Maestranza ha inaugurado la temporada operística de este año con una coproducción de Madama Butterfly que viene respaldada por el Festival Castell de Peralada y la Deutsche Oper am Rheim. En general, se trató de una puesta en escena espectacular y de una interpretación de alto nivel canoro y actoral, con la dirección de escena de Joan Anton Reich y la dirección musical de Alain Guingal. La representación de esta página de Giacomo Puccini levantó a la audiencia en señal de gran agrado; si bien hubo pequeños matices que merece la pena comentar.

No es fácil revisitar una página tan conocida como Madama Butterfly, una de las óperas más representadas de Puccini a nivel mundial. No en vano, el libreto que escribieron Giuseppe Giacosa y Luigi Illica ya fue considerado en su momento innovador y rompedor, tanto por el tema tratado (la infidelidad y el abandono en una sociedad tan arraigada en la tradición como la japonesa) como por su dramático final, que implica el sacrificio de la protagonista en pos del bienestar de su hijo. Si bien en su estreno la obra se ambientaba en un País del Sol Naciente decimonónico, los responsables de la versión representada esta semana en el Maestranza trajeron la acción a los momentos previos a la entrada de América en la II Guerra Mundial y escogieron como escenario la ciudad de Nagasaki, que sería bombardeada para poner fin a la contienda. Con bastante lógica argumental, la adaptación permitió al responsable del diseño de escenario, Alfons Flores, jugar con una estética más occidentalizada de cortes novecentistas, sin renunciar a los detalles orientales de carácter exótico que tanto gustaban en la Europa de comienzos del siglo XX.

Jorge de León como Pinkerton y Damian del Castillo como Sharpless                               (c) Teatro de la Maestranza 2021

A partir de esta idea, el pabellón en el que se desarrolla la acción del primer acto juega hábilmente con el espacio, compartimentado por una logia de esbeltas columnas y articulado por medio de una plataforma circular giratoria que favoreció la dinamización en la entrada de los personajes en los números de conjunto. Las luces, diseñadas con gran acierto por Alberto Rodríguez y su equipo, favorecieron en todo estos alardes escénicos, creando planos de acción, perfilando personajes y destacando detalles de vestuario de cierto interés, como sin duda lo fue el kimono nupcial de Butterfly, de gran riqueza de materiales y exquisito diseño responsabilidad de Mercè Paloma. Especial atención tuvo, en la conclusión del primer acto, la representación del bombardeo por medio de proyecciones infográficas que crearon la ilusión del derrumbe de aquella espléndida columnata.

En lo vocal, sin duda esta ópera vuelca gran parte de su fuerza argumental y su genialidad musical en el rol de Madama Butterfly, que fue maravillosamente interpretado por Ermonela Jaho. La soprano, que ya ha recibido encomiables críticas por su interpretación de este papel, desplegó un inconmensurable poder comunicativo al unir a su cuidada técnica vocal una efectiva vis actoral que suplieron, si es que las hubo, las limitaciones de potencia y brillo en el registro más grave. El diseño de las melodías fue delicado y muy en estilo, con gran lirismo pero al mismo tiempo con la contención que cabría esperar para su personaje en la partitura de Puccini; particularmente bella fue la construcción de las frases en el agudo, ricas en armónicos y claras en articulación y dicción. Sin duda, gran parte de la ovación final se debió a la maestría de Ermonela Jaho, que estuvo muy bien asistida por la magnífica voz de Gemma Coma-Alabert en el papel de la fiel Suzuki, con la que sostiene bellos y a la vez desgarradores parlamentos en ambos actos.

Los protagonistas en su primera noche de amor                                                           (c) Teatro de la Maestranza 2021

Por su parte, el protagonista masculino fue representado por Jorge de León, quien sustituyó en el último momento a Amadi Lagha. Si bien desplegó la gran potencia de su voz, y su riqueza de armónicos y vibrato hicieron las delicias de los aficionados en las arias de repertorio, adoleció de cierta falta de claridad en la articulación y la dicción. También es destacable el ejemplar trabajo de Damián del Castillo como el cónsul americano Sharpless; siempre presente y muy oportuno, ofreció en ambos actos la presencia vocal y actoral requeridas al personaje, demostrando como viene haciendo no sólo su preciso dominio de la técnica sino también su versatilidad en los papeles de su registro. Por último, en el capítulo de personajes masculinos resultó de gran agudeza y vivacidad el rol de Goro, el casamentero, que interpretó hábilmente el tenor Moisés Marín, una voz de gran proyección en el momento actual y un intérprete que supo inferir a su personaje el sustrato psicológico oportuno para demostrar, sin palabras, su oscuro trasfondo.

La partitura tiene un considerable elenco de pequeños papeles, algunos de los cuales merece la pena igualmente citar, pese a su corto desarrollo. En primer lugar, Diana Larios representó hábilmente la piedad y la contención de la señora Pinkerton, que visita en el devastado pabellón del segundo acto a Madama Butterfly para pedirle que le ceda el cuidado de su hijo. Así mismo, en lo vocal aunque no tanto en lo actoral, Pablo López Díaz defendió con solvencia el papel del Tío Bonzo, acompañado por Carolina de Alba, Aida Naranjo y Patricia Calvente como el séquito de familiares. El Coro del teatro de la Maestranza completó el cuadro de asistentes a la boda, y representó el conocido coro a boca cerrada del segundo acto con la siempre oportuna preparación de Íñigo Sampil. Por último, pero no por ello menos importante, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, siempre hábilmente equilibrada bajo la batuta de Alain Guingal, estuvo espléndida en los múltiples momentos de desarrollo instrumental y presente en las numerosas citas musicales que Puccini incluye en su obra como apoyo a los personajes.

Pablo López Martín como tío Bonzo y Ermonela Jaho                                                    (c) Teatro de la Maestranza 2021

En definitiva, pudimos asistir a una Madama Butterfly  muy llamativa y expresiva que gustó mucho y que, pese a las pequeñas salvedades ya comentadas, se disfrutó de principio a fin, auspiciando con su éxito lo que esperamos sea una temporada granada de grandes momentos para la lírica en nuestro país.

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Teatro de la Maestranza de Sevilla, a 6 de octubre de 2021. Madama Butterfly de Giacomo Puccini (1904), con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Dirección musical: Alain Guingal. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y Coro de la Ópera de la Maestranza (Íñigo Sampil, director). Dirección Escénica: Joan Anton Rechi. Reparto: Ermonela Jaho (Madama Butterfly), Gemma Coma-Alabert (Suzuki), Jorge de León (B. F. Pinkerton), Diana Larios (Kate Pinkerton), Damián del Castillo (Sharpless), Moisés Marín (Goro), José Manuel Díaz (Príncipe Yamadori/Comisario Imperial), Pablo López Martín (Tío Bonzo), Ismael Escalante (Yakusidé), Jesús Becerra (Oficial del Registro), Carolina de Alba (Madre de Cio-Cio-San), Aida Naranjo (Tía de Cio-Cio-San), Patricia Calvente (Prima de Cio-Cio-San). Madama Butterfly en el Teatro de la Maestranza