Crítica: Nadine Sierra y Benjamin Bernheim, «Roméo et Juliette» en el Met

«Roméo et Juliette» en el Met Por Carlos J. López Rayward

La Metropolitan Opera de Nueva York recupera la producción de Bartlett Sher para la ópera de Charles Gounod, «Roméo et Juliette». El espectáculo ha llenado el teatro del Lincoln Center, con un público atraído por la majestuosidad de la tragedia shakespeariana, un monumento al poder del amor y la fatalidad, pero sobretodo por la presencia de dos de los cantantes más carismáticos del momento, la soprano Nadine Sierra y el tenor Benjamin Bernheim.

Nadine Sierra es Juliette y Frederick Ballentine es Tybalt en Roméo et Juliette. Foto: Marty Sohl. Met Opera
Nadine Sierra es Juliette y Frederick Ballentine es Tybalt en «Roméo et Juliette». Foto: Marty Sohl. Met Opera

Al frente de la orquesta del Met encontramos a su director títular, el canadiense Yannick Nézet-Séguin, al que econtramos menos inspirado que en otras ocasiones, pero que supo ordenar al conjunto neoyokino y dejar respirar el drama, que fluyó sin asperezas y acogió como debe el canto de los solistas. Nézet-Séguin nunca falla, pero tampoco enamora, y al final del quinto acto cundió la sensación de que el director renunció a una prospección más valiente en los abismos del corazón romántico de Gounod. Con todo, la música de «Roméo et Juliette», con sus momentos de gran energía y dramatismo, y sus pasajes de delicada belleza y ternura, estuvo presente, aunque siempre cubierta de esa pátina de postmoderna superficialidad a la que Nézet-Séguin nos tiene acostumbrados.

La experimentada directora de escena Gina Lapinski es la encargada de la reposición del montaje del Bartlett Sher. El director norteamericano es un habitual en el Met. Sus producciones, eminentemente conservadoras y directas, encajan en la idiosincracia de la compañía. Esta «Roméo et Juliette», empero, no fue ideada para el Met, sino que proviene de La Scala de Milan, y fue estrenada en el Festival de Salzburgo. La primera vez que se vio en Nueva York fue en la gala de Año Nuevo de 2016, con Diana Damrau y Vittorio Grigolo en los roles protagonistas y Gianandrea Noseda a la batuta.

La escenografía de Michael Yeargan es tan sencilla como efectiva: una plaza formada por los palacios veroneses, alegoría de las familias enfrentadas, tan cerca y a la vez tan lejos. La magia de la producción está en los movimientos escénicos del coro y los solistas, acentuados por los acertados vestudarios de Catherine Zuber y la impecable iluminación de Jennifer Tipton.

Benjamin Bernheim es Roméo en Roméo et Juliette. Foto: Marty Sohl. Met OperaBenjamin Bernheim es Roméo en «Roméo et Juliette». Foto: Marty Sohl. Met Opera

En el papel titular, el tenor francés Benjamin Bernheim encarnó a Romeo con una mezcla irresistible de juventud y pasión. Su voz, cálida y expresiva, aunque cargada en la máscara y con sonoridades por momentos algo caprinas y apretadas, capturó la angustia y el éxtasis del joven amante, mientras que su presencia escénica irradiaba una energía magnética que mantenía al público cautivo en cada momento. Bernheim es un gran actor, y su perfecta dicción francesa y canto en estilo le hacen uno de los Romeos más apreciados de hoy.

Nadine Sierra, como Juliette, no se contentó con ser tan solo su contraparte. La Sierra ya es una diva absoluta del Met, y todo en escena parece pensado para su lucimiento. Aplaudidísima en todas sus intervenciones, Nadine Sierra supero sin dificultad todas las páginas del papel, brillando en la famosa Je veux vivre, o en la escena del veneno, con una voz aún joven pero cada vez más asentada, que transmitía la inocencia y la pasión de la joven heroína. Los dúos de amor, Ange adorable, y Ah! Ne fuis pas encore! fueron las escenas culmiantes de la noche, con una química palpable entre los dos amantes que dejó al público sin aliento.

El elenco de solistas se completó con las interpretaciones de Frederick Ballentine como Tybalt, Daniel Rich como Pâris, y Will Liverman como Mercutio. Ballentine fue especialmente impresionante en su papel de rival de Romeo, con una voz llena de fuego y furia que encarnaba a la perfección la enemistad entre las dos familias. Rich, como el pretendiente de Juliette, más bien discreto, aportó elegancia y refinamiento a su personaje, mientras que Liverman estuvo also soso como el bromista Mercutio, aunque desarrollando atentas intervenciones.

Alfred Walker es el Frère Laurent en Roméo et Juliette. Foto: Marty Sohl Met Opera
Alfred Walker es el Frère Laurent en «Roméo et Juliette». Foto: Marty Sohl Met Opera

Alfred Walker, el barítono de Luisisana, otro habitual del Met, destacó como el Frère Laurent, en una aparición que da cuenta de su experiencia en este escenario y de su espléndido momento vocal. Walker supo dinujar un fraile emocionante y creíble. Su aria en el tercer acto, Pauvres enfants que je pleure, fue un momento de calma y buen canto en medio del torbellino de emociones que caracterizó la ópera, con una profundidad semántica que dejó al público sin palabras.

Las Gertrude de Eve Gigliotti y el Stéphano de Samantha Hankey no tuvieron grandes oportunidades para el lucimiento, si bien la calidad de ambas cantantes salió a relucir en los pequeños detalles. Dos voces que deben seguir aprovechando sus apariciones en el Met para continuar creciendo.

Nadine Sierra es Juliette y Benjamin Bernheim es Roméo en Roméo et Juliette. Foto: Marty Sohl. Met Opera
Nadine Sierra es Juliette y Benjamin Bernheim es Roméo en «Roméo et Juliette». Foto: Marty Sohl. Met Opera

La representación de «Roméo et Juliette» en la Metropolitan Opera fue un caramelo belcantista, una muestra de las cada vez más inusuales óperas del repertorio romántico francés, si bien, pese a todo, al final de la ópera todo el mundo se preguntaba cuándo faltaba para la siguiente aparición de Nadine Sierra en el Met.

OW


Metropolitan Opera de Nueva York, a 27 de marzo de 2024. Roméo et Juliette, ópera en cinco actos de Charles Gounod, con libreto de Jules Barbier y Michel Carré sobre el drama de William Shakespeare.

Dirección Musical: Yannick Nézet Séguin. Orquesta y coro titulares del MET (Donald Palumbo, director). Producción: Bartleet Sher. Escenografía: Michael Yeargan. Vestuario:Catherine Zuber, Iluminación: Jennifer Tipton, Coreografía: Chase Brock, Maestro de esgrima: B.H. Barry, Dirección de la reposición: Gina Lapinski.

Reparto: Frederick Ballentin, Daniel Rich, Nathan Berg, Nadine Sierra, Will Liverman, Benjamin Bernheim, Eve Gigliotti, Jeongcheol Cha, Alfred Walker, Samantha Hankey, Thomas Capobianco, Richard Bernstein.