CRÓNICA DE MÚSICA

El melancólico Hamlet de Carlos Álvarez

El barítono español hace vibrar a los liceístas con su interpretación

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Pablo Meléndez-Haddad

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De la mano de cuatro grandes de la lírica, la soprano alemana Diana Damrau, el barítono malagueño Carlos Álvarez, el tenor tinerfeño Celso Albelo y el director israelí Daniel Oren, regresó al Liceu, aunque en concierto, 'Hamlet' de Ambroise Thomas, una obra con todos los elementos propios de la 'grand opéra' parisina, con grandes coros –bien preparado por Conxita Garcia–, cinco actos y ballet. En este regreso después de 16 años, con ciertos recortes y algunos ajustes, llegó servida con mimo por Oren, aunque la tensión decayó en varios momentos, detalle que no hay que achacar solo al podio, sino a las dimensiones de una obra cuyo libreto no hace honor a su fuente de inspiración, más todavía con ese final que resta poderío a la tragedia del príncipe de Dinamarca (y sin escenificación).

La voz de Carlos Álvarez corre como una flecha por la sala cargada de intención y de acentos dramáticos

Pero la velada fue muy aplaudida y mucho tuvo que ver en ello la feliz prestación como Hamlet de un Carlos Álvarez que no para de crecer como intérprete, con una voz seductora, que corre como una flecha por la sala siempre cargada de intención y de acentos dramáticos. Diana Damrau dibujó una Ophélie con un punto de humanidad que le va bien al personaje, asumiendo no siempre con comodidad los sobreagudos de una partitura endemoniada; su acertado fraseo no pudo con las notas más agudas, calando y haciendo lo que pudo. A ellos se unió el impecable Laërte de un Celso Albelo en plenitud y con una proyección considerable, de línea elegante y siempre expresiva. La reina Gertrude de Eve-Maud Hubeaux, entregada y eficaz, recibió una ovación, a distancia del Claudius de Nicolas Testé, también con problemas en los agudos. Del resto del reparto destacaron el sobrado enterrador de Carlos Daza, el Fantasma del rey Hamlet de Ivo Stanchev y el Marcellus de Albert Casals, acompañados del Polonius de Rubén Amoretti, del Horatio de Enric Martínez-Castignani y del segundo enterrador de Josep Fadó.

El domingo es la última oportunidad para disfrutar de esta compleja ópera de la que se ofrecerán solo dos audiciones.