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Por Publicado el: 23/09/2019Categorías: En vivo

Critica: El díptico tradicional con un reparto de altura

 

CAVALLERIA RUSTICANA (P. MASCAGNI)

Deutsche Oper de Berlín. 20 Septiembre 2019.

Se va poniendo en marcha la temporada de ópera 2019-2020 y, como siempre, es ya desde el principio de la misma que las programaciones de Berlín empiezan a ofrecer interés. En esta última decena de Septiembre tanto en la Deutsche como en la Staatsoper hay atractivos suficientes para justificar un viaje a la capital alemana. Si en la Staatsoper tenemos el Anillo que dirige Daniel Barenboim, en la Deutsche se ofrecen una serie de óperas con repartos muy interesante, aunque se hayan producido cancelaciones notables de última hora.

Comienza, pues, la estancia en Berlín con el programa doble ya tradicional de Cavalleria Rusticana y Pagliacci. La producción ofrecida es la del británico David Pountney, que se estrenó en este teatro en Abril de 2005 y no había tenido ocasión de ver hasta ahora.

Escena

La citada producción resulta tradicional y sirve para narrar bien la trama en una escenografía de Robert Innes Hopkins, que presenta en el escenario un gran puente elevado, por debajo del cual se ubica el pueblo, con un modesto carromato-bar de Mamma Lucia y un camino hacia la iglesia a la derecha. La procesión de Pascua se desarrolla en el puente citado y en la parte de abajo, a donde van llegando los distintos pasos. La acción se traslada a los años 50/60 del siglo XX, siendo el vestuario obra del mismo Innes Hopkins. La producción funciona bien, llamando la atención la entrada en escena de Alfio en un moto-carro.

La dirección musical corrió a cargo de Paolo Arrivabeni, director musical de la Ópera de Lieja, y a quien he visto en este teatro dirigir en ocasiones anteriores. Su lectura fue correcta, con carga dramática y fuerza suficiente, aunque cuidando a los artistas. Buena la prestación de la Orquesta de la Deutsche Oper, así como la del Coro de Deutsche Oper.

En Santuzza estuvo siempre anunciada la soprano holandesa Eva Maria Westbroek, que cantó la primera representación de la serie, cancelando a continuación, siendo sustituida urgentemente por la mezzo-soprano rusa Elena Zhidkova, lo que pone en evidencia la categoría de la Deutsche Oper, ya que no es fácil lograr una sustitución así de la noche a la mañana. La actuación de Elena Zhidkova fue convincente en todos los sentidos, tanto vocal como escénicamente, no dejando nada que desear.

Escena

El atractivo de estas representaciones era la presencia de Roberto Alagna y su actuación en Turiddu se puede considerar como intachable. Le encontré con la voz inalterada y ahora muy adecuada a este personaje, viviéndolo con intensidad. A destacar su interpretación del famoso brindis Viva il vino spumeggiante.

La parte de Alfio fue bien cubierta por el barítono brasileño Rodrigo Esteves, llamando la atención que no fuera su intérprete Carlos Álvarez, que fue quien hizo la parte de Tonio en Pagliacci.

Mamma Lucia fue correctamente cubierta por Ronnita Miller, mientras que Anna Buslidze fue una correcta, aunque algo modesta, Lola.

El público, que ocupaba alrededor del 70 % del aforo del teatro, se mostró cálido con los artistas, siendo las mayores ovaciones para Roberto Alagna y Elena Zhidkova.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 1 hora y 13 minutos. Tres minutos de aplausos. José M. Irurzun

Fotos: B. Stöss

PAGLIACCI (R. LEONCAVALLO)

Deutsche Oper de Berlín. 20th Septiembre 2019.

En la segunda parte se ofreció Pagliacci, compañero habitual de Cavalleria Rusticana en tantas ocasiones y en tantos teatros. El reparto era de altura y el resultado vocal no defraudó, aunque escénicamente las cosas rodaron de manera discutible, al menos.

Nuevamente, es la producción de David Pountney la que ocupa el escenario y su arranque resulta esperanzador. Al abrirse el telón estamos exactamente en el final de Cavalleria Rusticana, escuchándose de nuevo el conocido Hanno ammazzato compare Turiddu. En los primeros compases del preludio de la ópera comienza la tramoya a mover todos los elementos escénicos a la vista, lo que resulta espectacular e interesante, aunque luego el interés de los decorados de Robert Innes Hopkins decae. Estamos, pues, en la continuación en el tiempo de la acción de Cavalleria Rusticana, nuevamente en los años 50/60, llegando la troupe de Canio al pueblo en un Citroen de aquellos populares hace 60 años. El vestuario sigue siendo del mismo Innes Hopkins y resulta adecuado, llamando la atención el hecho de que no hay cambio de vestuario para la representación de la comedia de Arlequín, Colombina y Pagliaccio.

Escena

Mi impresión es que David Pountney ofrece la producción haciendo que en la comedia lo que se representa es justamente el drama de la ópera, que termina con la muerte fingida de Nedda, que, al final de la ópera, se levanta, y se va con el resto de la compañía, mientras que quien sí queda tendido en el suelo y supuestamente apuñalado de verdad es Silvio, que curiosamente aquí se nos presenta como una especie de mendigo. Tonio no es deforme, como lo dice tantas veces el libreto, sino un hombre normal, haciendo que Pountney nos ofrezca su versión, que poco tiene que ver con la verdadera.

Nuevamente, en el podio Paolo Arrivabeni, que ofreció una buena lectura de la ópera, sacando un excelente partido de la Orquesta de la Deutsche Oper y lo mismo se puede decir del Coro de la Deutsche Oper.

Roberto Alagna fue Canio y lo hizo de manera notable, aunque me quedo con su prestación en Cavallería Rusticana. En cualquier caso, le encontré muy bien de voz y ofreció una notable interpretación del famoso Vesti la giubba.

Su mujer en la vida real fue la intérprete de Nedda. Me estoy refiriendo a la soprano polaca Aleksandra Kurzak, que tuvo una notable actuación tanto vocal como escénica. Se encuentra cómoda en el personaje.

Escena

Vocalmente, lo mejor de la ópera corrió a cargo de Carlos Álvarez en la parte de Tonio, ofreciendo un magnífico Prólogo. Su estado vocal es excepcional y se encuentra muy cómodo en el personaje.

Lo hizo bien también el barítono americano Samuel Dale Johnson en la parte de Silvio, cantando con gusto su dúo con Nedda.

Buena también la prestación del tenor coreano Ya-Chung Huang como Beppo, cantando de manera destacada la canción de Arlequín en la supuesta comedia.

El público dedicó una recepción triunfal a los cantantes, con muestras de entusiasmo para los tres principales protagonistas de la ópera. A escena abierta las ovaciones y bravos se prodigaron para las intervenciones de Alagna y Álvarez.

La representación tuvo una duración de 1 hora y 18 minutos. Ocho minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 136 euros, habiendo butacas de platea desde 44 euros. La localidad más barata costaba 26 euros.

 

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