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Dando paso a otras voces

Sevilla, 29/05/2021. Teatro de la Maestranza. Bizet. Carmen. Sandra Ferrández (Carmen), Antonio Corianò (Don José), Raquel Lojendio (Micaela), Jean-Kristof Bouton (Escamillo). Coro de AA del Maestranza. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Dirección de escena: Calixto Bieito. Dirección Musical: Anu Tali.

Es encomiable que los teatros busquen repartos alternativos que incluyan voces que normalmente no tienen la proyección pública que merecen. Voces nacionales, y también de otros países que, por diversas circunstancias, no acceden a papeles de primer nivel donde puedan demostrar su valía. El Teatro de la Maestranza ha apostado por dos funciones con un reparto que incluye a dos cantantes españolas ya con una trayectoria consolidada, muy trabajada, pero que no son tan conocidas por el gran público como sus cualidades merecen. En esta crónica, más corta que la del otro reparto, repasaremos precisamente las voces que varían entre los dos elencos presentados.

Precisamente a ellas y a ellos les tocó, después de los avatares que ya se comentaron en la anterior crónica, dar el pistoletazo de salida a estas representaciones que suponen la celebración del 30 aniversario de la inauguración del Maestranza. No es precisamente fácil ser los primeros después de un parón debido a la cuarentena obligada. Ha habido retrasos en las fechas previstas, los nervios están a flor de piel y los ensayos no están tan cerca del estreno como se hubiese deseado. Pero todo se solventó sin grandes sobresaltos. Sin duda, las grandes triunfadoras de la noche fueron las dos protagonistas: Carmen y Micaela. 

Sandra Ferrández posee una voz de bello color, que se mueve con seguridad por toda su tesitura de mezzo. Su Carmen, ayudada por una producción que evidentemente busca ese efecto, es en lo actoral sensual, libre y altanera. Comenzó con una Habanera muy canónica, muy aplaudida, pero con una Ferrández aún algo rígida. Mucho más desenvuelta se la vió en Près de remparts de Seville, las famosa seguidilla que también gustó mucho. En todo momento se mostró a la altura de lo que el papel le exigía y cuando Anu Tali, la directora musical, bajó un poco el volumen de la orquesta (excesivo al comienzo de la obra) su voz llegó sin problemas a todo el Maestranza. En la escena final, donde hay que ser tan buena actriz como cantante, estuvo estupenda. Aunque, para mí, su mejor momento de toda la obra, aunque sea breve, fue Carreau! Pique!... La mort!, en el tercer acto, cantado con un gusto y una pasión emocionantes. 

Carmen Maestranza21 Ferrandez b

A Micaela la comparo, en un juego personal, con la Liú de Turandot. Son personajes que no tienen mucha implicación en toda la trama de la obra, que no están mucho tiempo en el escenario, pero que es indudable que el compositor creó para ella bellísimas melodías que encandilan al público. La gran cantante que es Raquel Lojendio puso en este papel de Bizet todas sus cualidades. Comenzó (después de su primera intervención el coro de militares) con un bello Votre mère avec moi… y el consiguiente tierno dúo con el tenor. Pero su intervención más esperada, y cuando Lojendio nos regaló lo mejor de sí misma, fue en el tercer acto, con esa perita en dulce y que encandiló a todos los espectadores: Je dis que rien m’épouvante. Allí se comprobó la ductilidad del instrumento de la cantante canaria. Elegantísima en su canto y en su trabajo actoral destacando un bellísimo agudo y un legato muy bien trabajado. Un excelente trabajo. 

El tenor italiano Antonio Corianò tiene ya una consolidada carrera que le ha llevado a cantar papeles principales, sobre todo verdianos, en teatros de renombre. A su Don José quizá le falte un poco más de fuerza en lo dramático, de pasión. En lo vocal cumple sin dificultad aunque en el tercio agudo su voz no corre con la misma soltura y no tiene la misma seguridad que en el resto de la tesitura. Estuvo sutil y entregado en la emblemática aria de la flor pero su mejor momento vocal lo encontramos, sin duda, en el dúo final, donde ambos cantantes dieron lo mejor de sí mismos. Más peros habría que ponerle al Escamillo de Jean-Kristof Bouton que no convenció tanto como el resto de sus compañeros aunque cumplió en su famosa aria Votre toast, je peux vous le rendre más conocida como Canción del toreador.

Fotos: © Guillermo Mendo / Teatro de la Maestranza