Bajo. Será Oroveso en la ópera «Norma»

Oviedo, Javier NEIRA

El bajo italiano Carlo Colombara interpretará el jueves, en el teatro Campoamor de Oviedo, el papel de Oroveso en la ópera «Norma», de Bellini, cuarto título de la LXIV Temporada asturiana.

-Un cantante italiano para una ópera tan italiana.

-Cierto. Nací en Bolonia y vivo en Barcelona desde hace nueve años. En la Bolonia de la Universidad más antigua de Europa.

-Su papel...

-Es el típico papel de bajo, que se suele adjudicar a un sacerdote o a un padre; en la historia de la ópera es muy frecuente que suceda así y que el padre o el sacerdote o las dos cosas, como en este caso, sean para un bajo. No es un rol con una participación muy extendida en el tiempo, que intervenga mucho, como ocurre habitualmente en otras óperas donde el bajo juega un papel similar, pero siempre que hago de Oroveso siento mucho placer, porque el bel canto es muy interesante para todos los cantantes. El Raimondo de «Lucia» lo canté al principio de mi carrera y sigo repitiéndolo con mucho interés, porque es como lo que ocurre con el coche y la ITV, es necesario ajustar la voz y un rol así te obliga a tenerla situada de una manera técnicamente constante y perfecta, ciertamente obliga mucho. Canto a Verdi normalmente y lo hago con otra vocalidad, más amplia y, digamos, un poco menos rigurosa, pero estos papeles del bel canto obligan a cuidar técnicamente hasta los más mínimos detalles.

-Cantando «Norma» se sentirá como en casa.

-Para mí es bastante natural cantar una ópera italiana. Estudié canto a 80 kilómetros de la casa donde nació Verdi. Para mí la ópera, y más la ópera italiana, es como el pan que se come cada día. Estudié en Bolonia, y con suerte, porque siempre tuve un mismo maestro, un gran maestro. Hice audiciones después y ya me dediqué plenamente y profesionalmente a este mundo.

-¿Qué papeles prefiere?

-Muchos de Verdi, como, por ejemplo, el rey Felipe en «Don Carlo». O también, con el que he debutado no hace mucho, el don Giovanni de la ópera del mismo nombre de Mozart.

-¿Para barítono o para bajo?

-Para bajo barítono, lo ha cantado, entre otros, un bajo de la calidad de Ghiaurov. También he cantado y me gustan los roles de los diablos, el de «Mefistófeles», de Boito, y el «Fausto», de Gounod. Y el Zacarías en «Nabucco», de Verdi, y otros que son del bel canto. La verdad es que me gustan más los papeles de actuar destacadamente en el escenario con una historia realmente fuerte. Es el caso de personajes que no sólo cantan sino que tienen y expresan unos sentimientos muy fuertes; gente que es muy mala o muy buena, que no se reducen a la voz. Antes me gustaba cantar de todo, ahora también, pero los personajes muy completos me gustan más.

-¿Cómo es su vida cotidiana entre lo profesional y lo personal?

-Depende de si tengo una ópera nueva para preparar, aunque ya canté casi todo para la voz de bajo. En ese caso necesito estudiar, la voy preparando en casa con el piano y después con un pianista acompañante. Para mí es una vida bastante normal.

-¿No hace deporte?

-Hago algo en el gimnasio y me gusta, pero sudo y después vienen los catarros.

-Parece un atleta.

-Hice natación durante 18 años.

-¿Ayuda?

-No, es que me gustaba mucho. Antes de cantar practiqué béisbol, natación y esquí, pero después, ya como cantante, tenía problemas con los resfriados, así que ahora solo voy algo a la piscina.

-Pues, todo el día en avión como suele ocurrir con los cantantes no parece muy recomendable.

-Sí, son peligrosos para la voz, pero mi generación está ya acostumbrada a los aviones y no le afectan esos aires acondicionados. Lo importante es, si vienes de América, por ejemplo, como acabo de hacer, que he volado desde Nueva York durante nueve horas, beber al menos tres litros de agua durante el vuelo. Es muy importante. El aire de un avión tiene sólo un 15 por ciento de humedad y eso te seca todo, no es bueno para la garganta ni para nada. Pero si bebes te salvas. Ah, y apenas como en los vuelos. El vino y el pan también te secan mucho, así que ni probarlos. La clave es beber para cuidar la mucosa, que debe tener siempre humedad.

-¿Le molesta la lluvia asturiana, que intermitentemente está viendo estos días?

-No, me gusta. Ahora bien, si a la humedad se une el frío entonces no me gusta.

-Sí, la humedad es buena, quizá por eso Asturias da buenos cantantes.

-Puede ser este el motivo. La garganta vive con la humedad.

-¿Su personaje es positivo o negativo?

-Es negativo hasta la última escena, cuando comprende y ve a su hija sólo como su hija, no como sacerdotisa. Oroveso es un sacerdote guerrillero que quiere combatir a los romanos. No es ni particularmente malo ni bueno. No es Scarpia, de «Tosca», o Yago, de «Otello», pero tampoco Jesucristo. Quiere luchar hasta el final y entonces es cuando la hija le explica que tiene dos niños y termina de manera positiva.

-Tarde.

-Claro, pero al menos antes del final.