Crítica: «Fire Shut Up In My Bones» ya es un clásico en el Met

«Fire Shut Up In My Bones» en el Met Por Carlos J. López Rayward

El Mer de Nueva York repone «Fire Shut Up In My Bones» de Terence Blanchard la ópera en tres actos estrenada en 2019 en la Ópera de Saint Louis, con libreto de Kasi Lemmons sobre la biografía homónima del periodista Charles M. Blow. La epopeya afroamericana, estrenada con enorme éxito en el Met en 2021, narra la búsqueda del amor y la felicidad del protagonista tras una infancia rota por la pobreza y el abuso.

Ryan Speedo Green en "Fire Shut Up in My Bones." Foto: Marty Sohl / Met Opera
Ryan Speedo Green en «Fire Shut Up in My Bones.» Foto: Marty Sohl / Met Opera

Un collage a caballo en entre el jazz y la música clásica

La ópera de Terence Blanchard tiene la frescura propia de los clásicos. Partiendo de la música clásica, el célebre compositor y aclamado trompetista crea un balance atractivo entre los preceptos de la lírica y las formas más libres del jazz. La música sigue un camino propio, en ocasiones abstraída del libreto, y dibuja un panorama musical original y creíble, netamente norteamericano. Las escenas se presentan inconexas, a modo de collage, y conforman un mural de postales sonoras que se asientan unas sobre otras construyendo un edificio musical robusto y elocuente.

La ópera de Blanchard no abraza la forma tradicional del género, sino que emplea estructuras del jazz y la banda sonora para no quemarse en un lirismo afectado que podría enturbiar la pureza del mensaje y el discurso de los protagonistas. Por ello, los dúos entre personajes, aunque bien trazados, no se desarrollan de manera exhaustiva; tampoco el coro alcanza nunca el arrebato lírico de la ópera tradicional, sino que aparece siempre supeditado al mensaje.

Brittany Renee, Ethan Joseph, Ryan Speedo Green en"Fire Shut Up in My Bones." Foto: Marty Sohl / Met Opera
Brittany Renee, Ethan Joseph, Ryan Speedo Green en»Fire Shut Up in My Bones.» Foto: Marty Sohl / Met Opera

El joven director de orquesta Evan Rogister tiene mucha mano con la orquesta del Met. No es fácil encauzar las veleidades del conjunto, pero Rogister consigue vertebrar un discurso orquestal tan amable como elocuente, siempre pegado al estilo y sirviendo la música con precisión.

El libreto de Kasi Lemons es conciso, directo, certero a la diana de la humanidad de los personajes. Su adaptación de la novela Fire shut up in my bones constituye en sí una obra espléndida de concreción dramática y sensibilidad literaria. Cada personaje encuentra en el libreto un espacio semántico creíble en que desarrollar su mensaje sin dificultad, con el poder de la palabra precisa y la métrica justa. Sin duda, un gran trabajo de Kasi Lemons, que marca una referencia clara para los libretistas de hoy.

El viaje épico hacia la felicidad

Charles Blow cuenta en su biografía cómo su primo Chester abusó sexualmente de él cuando tenía tan sólo 7 años. Aquella experiencia marcaría su infancia y su juventud, y conformaría después su personalidad adulta. La vida de un niño negro en la Luisiana rural a mediados del siglo XX no era fácil. El menor de cinco hermanos, Charlie, busca desesperadamente el afecto esquivo de un padre mujeriego y ausente, y de una madre desgastada por el trabajo y las responsabilidades.

Ethan Joseph y Ryan Speedo Green en "Fire Shut Up in My Bones." Foto: Marty Sohl / Met Opera
Ethan Joseph y Ryan Speedo Green en «Fire Shut Up in My Bones.» Foto: Marty Sohl / Met Opera

El primer acto se centra en la infancia de Charles, interpretado en la edad adulta por el barítono Ryan Speedo Green, si bien los verdaderos protagonistas del acto son Latonia Moore en el papel de Billie, la madre de Charles, y el pequeño Ethan Joseph, que encarna al Charles niño.

Ryan Speedo Green desarrolló un canto lujoso y cálido. Su voz fue un lustroso envoltorio para la historia de Charles, si bien su apostura escénica y su vibrante línea de canto no casaban con la fragilidad y las dudas del personaje. Con todo, Speedo Green supo superar esa brecha con un sobreesfuerzo actoral que demostró su compromiso con el espectáculo. Por su parte, Ethan Joseph fue muy aplaudido por el público, al que sorprendió por la belleza de su voz, manejada con seguridad e intención pese a su juventud.

Tras el descanso, los actos segundo y tercero narran la adolescencia y el paso de Charles por la universidad, respectivamente. El segundo acto traza un arco dramático desde el trauma infantil hasta la catarsis del Charles adulto Cuenta con momentos musicales importantes como el bautismo de Charles y el ballet que simboliza la adolescencia del personaje, marcada por miedos y dudas. También hay que resaltar el aria de Billie, que cierra el acto con una interesante nota lírica. Pese a ver sus facultades vocales bastante mermadas, Latonia Moore sigue convenciendo en sus papeles, aunque nos asalta la duda de cómo sería el papel en maos de un instrumento más en forma.

Latonia Moore en "Fire Shut Up in My Bones." Foto: Marty Sohl / Met OperaLatonia Moore en «Fire Shut Up in My Bones.» Foto: Marty Sohl / Met Opera

El acto tercero se abre con un espectacular step dance de los miembros de la fraternidad Kapa Alfa Psi, el momento más celebrado por el público de Met. Como contrapeso dramático, a la danza le sigue una escena de las novatadas que Charles soporta al entrar en la fraternidad. En la universidad, Charlie conoce el amor y la pasión de la mano de Greta (Brittany Renee), a quien confía la historia de su abuso, solo para descubrir que ella está comprometida con otro hombre. El trauma de la pérdida del amor recién encontrado precipita una explosión de rabia en Charles quien, al enterarse de que su primo Chester está en su casa familiar, decide regresar y cobrarse su venganza.

La soprano americana Brittany Renee no solo es Greta, sino que también interpreta al Destino y la Soledad, personajes que encauzan y dan contexto psicológico al protagonista, sin intervenir en la acción. Se trata de un recurso sofisticado pero acertado, que recuerda a los personajes alegóricos de los oratorios de Händel. Renee interpreta sus tres personajes en Fire Shut Up In My Bones mostrando una voz en forma y un canto elegante y expansivo que dejó un buen sabor de boca en el público de Nueva York.

Un clásico de la ópera norteamericana

En su emocionante alegato del tercer acto, Charles canta ‘I sway, I sway. I bend, don´t break. Now my life begins’, secundado en escena por coro y ballet. Es inevitable trazar la comparación entre la vida de Charles Blow y la historia de la comunidad negra en Estados Unidos, el racismo y el movimiento por los derechos civiles. El abuso y la pobreza, y los sentimientos de vergüenza y venganza que estos generan, son superados por la reconciliación y el deseo de vivir en libertad el orgullo de ser parte de la comunidad negra. La forja de una identidad libre que florece pese a la adversidad.

Todo ello está en Fire Shut Up In My Bones. Si la ópera es el género que enfrenta al espectador con los grandes temas de su tiempo, con una fuerza artística capaz de convertir el mensaje en categoría universal, la obra de Blanchard supera con creces el listón. Enmudecen aquí los pocos que critican a Terence Blanchard por no ajustarse más a los preceptos de la lírica clásica. La relevancia artística de Fire reside en que la obra de arte es más grande que el propio mensaje; con los elementos propicios para convertirse en un clásico de la ópera norteamericana.

Fire Shut Up In My Bones, de Terence Blanchard, quien saluda al público en 2021. (c) MET 2021

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Metropolitan Opera de Nueva York, a 17 de abril de 2024. Fire Shut Up In My Bones de Terrence Blanchard (2019), con libretto de Kasi Lemmons.

Dirección Musical: Evan Rogister. Orquesta y coro titulares del MET (Donald Palumbo, director). Dirección escénica: James Robinson y Camille A. Brown. Coreografía: Camille A. Brown. Escenógrafo: Allen Moyer. Vestuario: Paul Tazewell, Iluminación: Christopher Akerlind, Dramaturgia: Paul Cremo.

Reparto: Brittany Renee, Latonia Moore, Ryan Speedo Green, Etahn Joseph, Kevin Short, Daniel Rich, Blake Denson, Darren Drone, Briana Hunter, Chauncey Packer, Jasmine Muhammad.